Siempre que voy a algún lado pienso en dejar
registrada aquí la experiencia, pero va pasando el tiempo y termino por
olvidarme. Como el último viaje está algo fresco en la memoria, dedicaré algunas palabras a la increíble experiencia de conocer una ciudad tan hermosa como lo es Paris.
Hemos estado solamente tres noches, lo que
considero un atentado a los sentidos. Tan poco tiempo para conocer una ciudad
tan majestuosa, llena de colores, gentes, olores, inmensamente poblada por una
cultura que emerge a cada rincón, en los cafés parisinos llenos de glamour, en
las banderas colgadas en todas partes de la ciudad… Sí, un fin de semana no es
lo bastante para Paris, pero es lo suficiente para querer uno volver tan pronto
como pueda.
Aprovechando un fin de semana largo,
decidimos con dos o tres días de antelación irnos a la ciudad de las luces, un
sueño hecho realidad. ¡Cuantas veces he imaginado el día en que por fin conociera a Paris! Ir al Musée du Louvre, pasear bajo la Tour Eiffel, tomar algo en una de sus terrazas, mientras un
descanso posibilitara un pequeño paréntesis en el tiempo... Es lo que digo siempre: todo llega en esta vida, ¡todo! Tarde o temprano nuestros deseos se
realizan, quizás no como lo imaginamos, de otra manera, pero siempre se
concretizan, por lo menos a mí me pasa :)
Pues París
es increíblemente bella, me ha dejado enamorada (creo que ahora seré infiel a Londres! Es que me enamoro de todas, ¿o qué?Ajaja!). Por supuesto están (como en
todas las partes) los inconvenientes: la red de metro es grandiosa, hay que
estudiar muy bien los planos si uno no quiere perderse en sus incontables combinaciones, a parte de que son
los metros en su mayoría muy antiguos, sucios, sin aire acondicionado y peor,
siempre van abarrotados de gente, personas de todas las partes del mundo.
Creo que nunca he visto tanta diversidad cultural como lo he visto en París.
También es importante decir que es una ciudad muy cara, pero mucho, ¿eh? Impresionante…
Pues hay que preparar el bolsillo. Las colas para entrar a los sitios son
enormes, y si uno no va con el tiempo y la disposición necesarios, pues no aguanta la espera.
Nos pasó en la Tour Eiffel, que fue imposible subirla debido a la espera.
¡El Musée du Louvre es impresionante! Bellísimo
y no se acaba nunca. Hay que tomarse un día para visitarlo. Creo que hemos
estado unas 5 ó 6 horas, y eso porque habíamos dicho que lo haríamos en unas
3h, pero fue imposible. Te enganchas de una manera que no entran las ganas de
dejar el sitio, bueno, a todo aquel que le guste este tipo de visita, por
supuesto. Y sí, la Mona Lisa es un cuadro no tan grande como lo imaginaba, pero
que da respeto. Está súper protegida y cuesta sacarse una foto con ella debido
a la cantidad de gente que está intentando lo mismo, todos amotinados y desesperados, pero vale la pena ir a
verla, porque es como desvelar a un mito.
El tiempo
nos ha ayudado mucho. Fuimos en primavera, pero ya era casi como verano. Hay
que llevarse protector solar y si vas con poco tiempo, creo que lo ideal es
coger uno de estos bus turísticos e irse bajando en los puntos de mayor interés.
Lo hicimos y hemos salido muy satisfechos con la compañía L'Oopen Tour. Está
muy bien.
Seguro que
volveremos, y, de la próxima vez para una semana, por lo menos. No en invierno,
porque debe hacer un frío horrible, pero al mismo tiempo la ciudad debe estar más iluminada que nunca. Bueno, ya lo decidiremos. Y seguro que tendré algo más de tiempo para descobrir algunos sitios interesantes para fotografiar.
Nenhum comentário:
Postar um comentário